viernes, 26 de septiembre de 2008

CAMBIOCLIMATICO DESTRUYE LA TIERRA

5.* LA REVOLUCIÖN ESPAÑOLA.
Las revoluciones de Inglaterra y Francia se reflejaron en América y en España, donde la revolución se hizo presente en varias etapas, como se describen a continuación.
PRIEMERA ETAPA, año 1.820.
El objetivo de esta revuelta fue el restablecimiento de la constitución de 1.812, que se había desconocido por Fernando VII, al ejercer un gobierno absolutista, con gran uneficiencia y mucha corrupción, extendida a grandes sectores de la sociedad, con efectos gravísimos sobre el proletariado y otros niveles también empobrecidos por la contracción de la economía. Los intentos militares por restablecr la institucionalidad habían sido aplastados con baños de sangre. Los hechos eran tan aberrantes que el ejército expedicionario constituido para sofocar los levantamientos de insurrección que se estaban dando en América, reunido en Cádiz en 1.816, entró en conspiración apoyado por la burguesía para pedir que se volviera al constitucionalismo. Se sumaron también las logias masónicas y el batallón de Asturias, con su comandante Rafael del Riego, quién con sus tropas proclamó la constitución de 1.812.
SEGUNDA ETAPA, año 1.854.
El desconocimiento del constitucionalismo se presentó por parte de Isabel II, impulsada por seguidores, de tal manera que el gobierno se realizaba con continuos cierres de las cortes, a punto que el presupuesto y los planes de desarrollo fueron impuestos por decreto.
El mal estado financiero obligó al cierre de obras públicas que incrementaron el desempleo, con grandes repercuciones sociales, especialmente en Barcelona, donde se generalizó el paro para destronar a Isabel II. Los grupos moderados por temor a que el movimiento degenerara en una "revolución roja", apoyada por Odonell, optó por la conspiración militar que logró el pronunciamiento de Vicalvaro, junio 28 de 1.854. Los sublevados lograron el pronunciamiento de Manzanares, julio 7 de 1.854, el cual incluyó las listas de reformas para disminuir los impuestos, restaurar las milicias y juntas revolucionarias, con ampliación a otras ciudades. La Junta Central, presidida por el general progresista Evaristo San Miguel, se ramificó a otras ciudades, los enfrentamientos en las calles se intensificaron.
La reina dimitió, llamó al general Espartero para que en mAdrid, con Odonell, formara un gobierno de coalición y así salvar la corona de Isabel II. El nuevo gobierno y las nuevas cortes constituyentes, pronto deshicieron las actuaciones de las juntas. Restablecieron los ayuntamientos y declararon nulas las medidas contra los impuestos, se negaron a juzgar a María Cristina, principal instigadora de la reina, y le facilitaron la huida. Prohibieron toda actividad política a las milicias y ejercieron fuerte represión contra los demócratas, apoyaron a Isabel II y centraron sus actuaciones en la modernización de la economía, sin alterar la estructura social.

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